Investigaciones Científicas
Artículos Científicos
La cistitis enfisematosa es una infección poco común del tracto urinario, caracterizada por la acumulación de gas en la pared de la vejiga. Afecta principalmente a personas con factores de riesgo como diabetes descontrolada, obstrucción urinaria, disfunción neurogénica de la vejiga o inmunosupresión.
Si bien la mayoría de los casos son causados por bacterias, la etiología fúngica, como la cistitis enfisematosa causada por Cándida Parapsilosis, es extremadamente rara. Este tipo de infección es una complicación poco frecuente de la Cándida, un hongo que a menudo coloniza el tracto urinario sin causar problemas. Sin embargo, la incidencia de infecciones por Cándida Parapsilosis está en aumento a nivel mundial, especialmente en pacientes con factores de riesgo.
En este reporte se describe el caso de un hombre de 58 años que presentó alzas térmicas (fiebre) durante un mes, evolucionando a hematuria (sangre en la orina) y finalmente a shock séptico. Tras descartar infecciones bacterianas, se aisló Candida Parapsilosis en el cultivo de orina. El paciente respondió rápidamente al tratamiento con anfotericina B liposomal y presentó una evolución favorable.
El diagnóstico oportuno, confirmado mediante estudios de imagen como la tomografía computarizada y cultivos micológicos, fue crucial para un tratamiento exitoso. Este caso subraya la importancia de considerar etiologías fúngicas en pacientes con cistitis enfisematosa, especialmente en aquellos con factores de riesgo, para asegurar un abordaje diagnóstico y terapéutico adecuado.
Los rodenticidas anticoagulantes de segunda generación, conocidos como superwarfarinas, are inhibidores potentes de la vitamina K que pueden causar hemorragias y graves problemas de coagulación. Este reporte describe el caso de un paciente que sufrió una intoxicación accidental por este tipo de raticida.
Resumen del caso clínico:
El paciente, un hombre de 50 años de Caracas, ingirió accidentalmente raticida y, a pesar de acudir a varios centros de salud, no recibió el tratamiento adecuado. Durante dos meses, presentió manifestaciones hemorrágicas persistentes, como hematuria (sangre en la orina) y hematomas espontáneos.
Al ser finalmente ingresado, se le diagnosticó una coagulopatía grave, evidenciada por la prolongación de sus tiempos de coagulación (TP, INR, TTPA) y una disminución progresiva de la hemoglobina, lo que requirió transfusiones de hemoderivados.
El tratamiento se basó en la administración de plasma fresco congelado, complejo protrombínico y vitamina K intravenosa. Esto permitió una recuperación gradual de los parámetros de coagulación y la resolución de las hemorragias. Finalmente, el paciente fue dado de alta con un tratamiento prolongado de vitamina K y seguimiento hematológico.
Importancia del caso
Este caso resalta la necesidad de una sospecha clínica temprana en intoxicaciones por superwarfarinas y la importancia de un tratamiento efectivo y prolongado con vitamina K. Además, subraya la relevancia de tomar medidas preventivas para evitar la ingestión accidental de estos productos.
Los rodenticidas anticoagulantes, especialmente las superwarfarinas de segunda generación, son potentes inhibidores de la vitamina K que inducen coagulopatías severas y hemorragias. Este caso clínico describe la evolución de un paciente de 50 años en Caracas tras una ingesta accidental de raticida, quien presentó hematuria y hematomas espontáneos, acudiendo a múltiples centros de salud y siendo dado de alta sin el tratamiento adecuado. Dos meses después del inicio del cuadro, el paciente continuaba presentando manifestaciones hemorrágicas tardías y persistentes a pesar de los tratamientos iniciales. Al ingreso, se evidenció una coagulopatía grave con TP, INR y TTPA prolongados, junto con una disminución progresiva de la hemoglobina que requirió transfusión de hemoderivados. El tratamiento con plasma fresco congelado, concentrado de complejo protrombínico y vitamina K intravenosa logró una normalización gradual de los parámetros de coagulación y la resolución de las hemorragias, permitiendo el alta con tratamiento prolongado de vitamina K y seguimiento hematológico.
Este caso subraya la importancia de la sospecha clínica temprana, la evaluación exhaustiva y el tratamiento eficaz y prolongado con vitamina K para el manejo exitoso de las intoxicaciones por superwarfarinas, así como la necesidad de medidas preventivas para evitar la ingestión accidental.
Resumen del estudio:
El artículo «Simple Bone Cyst: Individualizing to Simplify Treatment» publicado en Medical Research Archives, aborda el manejo del quiste óseo simple (QOS), una lesión benigna caracterizada por una cavidad unicameral llena de líquido claro o ligeramente sanguinolento. El estudio se realizó en la Clínica de Oncología Ortopédica del Centro Clínico Fénix Salud en Caracas, Venezuela, entre enero de 2019 y diciembre de 2024, con un enfoque en tratamientos individualizados según la edad del paciente, ubicación de la lesión y otros factores.
El QOS es más común en niños y adolescentes, especialmente en el húmero y el fémur. Su diagnóstico se basa principalmente en características radiológicas, como el signo de «fragmento caído». La biopsia es rara, ya que el diagnóstico suele ser clínico y radiológico.
Objetivo del estudio:
Describir el manejo del QOS en pacientes tratados en la clínica, utilizando un estudio prospectivo para analizar opciones de tratamiento invasivas y no invasivas.
Resultados:
Pacientes evaluados: 21 con diagnóstico de QOS. Presentación: 61.9% consultaron por fracturas patológicas; 38.09% fueron hallazgos incidentales. Ubicación: 66.66% en el húmero, 19.04% en el fémur, 9.52% en el calcáneo, y 4.76% en la pelvis. Tratamientos:
Conservador: 9.52%.
Método Scaglietti (drenaje con corticosteroides): 23.8%. Cirugía (resección intralesional, fresado y crioterapia): 66.66%. Reconstrucción:
Autoinjerto de peroné no vascularizado: 57.14%. Chips de aloinjerto con fijación interna: 9.52%. Recurrencias:
28%, todas en pacientes tratados con el método Scaglietti.
Discusión:
El tratamiento debe ser individualizado, considerando factores como el índice del quiste, proximidad a la placa de crecimiento y riesgo de fractura. La cirugía con autoinjerto de peroné fue la estrategia más efectiva, ofreciendo propiedades osteogénicas, osteoconductivas y osteoinductivas. La fijación interna se utilizó solo en huesos sometidos a estrés mecánico.
Conclusiones
El manejo del QOS debe ser personalizado, especialmente en niños, con un enfoque en la educación de las familias sobre los riesgos y opciones. La resección intralesional, fresado y crioterapia, seguida de reconstrucción con autoinjerto de peroné, mostró los mejores resultados.
Este estudio destaca la importancia de un enfoque individualizado para el tratamiento del QOS, priorizando la seguridad y funcionalidad del paciente.